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miércoles, 3 de julio de 2013

División según Tello

Tello estudió la forma de enterrar a sus muertos que tenían los paracas y sostuvo que esta cultura pasó por dos épocas bien definidas. Llamó a la primera «Paracas Cavernas»; porque enterraban a sus muertos dentro de tumbas excavadas de manera vertical en el suelo, que se ensanchan antes de alcanzar piso, lo que le da una forma de copa invertida (aunque más que «cavernas» son en realidad pozos). Llamó a la segunda «Paracas Necrópolis»; porque enterraban a los muertos en cementerios rectangulares más sofisticados, que simulan ser «ciudades de muertos» o necrópolis.

Esta división de la cultura paracas estuvo en boga durante largas décadas, debido al prestigio del «padre de la arqueología peruana», hasta que otros arqueólogos han demostrado que lo que Tello denominó como «Paracas Necrópolis» pertenece en realidad a otra tradición cultural: la cultura Topará.
Paracas Cavernas (700 a. C. - 500 a. C.)

Según Tello, es el periodo más antiguo, vinculado a la influencia chavín, especialmente en la cerámica. De acuerdo a los hallazgos realizados en Cerro Colorado, las tumbas paracas de este periodo fueron cavadas subterráneamente con una forma de copa de champán invertida o botella de cuello alto en una profundidad de más de 6 metros en donde colocaban a sus momiasenfardeladas. Estas se encuentran en perfecto estado de conservación, gracias a las condiciones climáticas del desierto. Algunos de los cadáveres muestran prácticas de trepanaciones craneanas.

Los restos arqueológicos encontrados en Cerro Colorado incluyen momias masculinas y femeninas de diferentes edades. Los cuerpos están colocados en posición fetal y envueltos con textiles ordinarios y complejos, de colores brillantes y decorados con figuras de animales, peces, serpientes y formas geométricas.
Paracas Necrópolis (500 a. C. - 200 d. C.)
Cráneo deformado expuesto en el Museo Regional de Ica.

El periodo de Paracas-Necrópolis recibió su nombre por el hecho de que sus cementerios, de forma rectangular, estaban divididos en varios compartimientos o cámaras subterráneas, que a Tello le parecieron una «ciudad de los muertos» (necrópolis), perteneciente a la cultura Paracas. Cada cámara grande supuestamente habría sido propiedad de una específica familia o clan, que enterraba a sus antepasados a lo largo de muchas generaciones.

Las tesis de Tello fueron cuestionadas por otros arqueólogos. En primer lugar, Warikayan no parece haber sido una necrópolis, sino un asentamiento grande de la época. La acumulación de más de 400 fardos todavía no tiene una explicación satisfactoria. Podría haber sido un sitio considerado sagrado, por la coloración roja de sus cerros y su cercanía al mar. Y en segundo lugar, las manifestaciones culturales de este yacimiento no pertenecen a la cultura paracas, sino a otra tradición cultural distinta, que ha sido denominada Topará y que se desarrolló en los valles de Cañete, Topará, Chincha y Pisco, hasta la península de Paracas como límite sur. Es probable que esta cultura se impusiera bruscamente tras una guerra de conquista. La presencia de armas en muchos fardos funerarios, así como la masiva presencia de cráneos rotos y trepanados, serían signos de una época muy violenta.

Cada momia está envuelta en muchas capas de textiles, algunos de los cuales son de extraordinaria calidad. Estos últimos, precisamente, son los que han hecho ganar fama a Paracas, ya que sus mejores ejemplares son muy esplendorosos. Son conocidos mundialmente como los Mantos Paracas.

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